nunca aprendió a clasificar
colocar la frustración en los cajones correctos
comenzó poco a poco a tejer con sus manos
una enrredadera hacia el cielo
mientras las espinas trenzadas
clavaban sus insuficientes músculos
se dió cuenta que no tenía sentido sentir dolor
porque la poca carne sobre sus huesos
estaba tan desgarrada
que la única opción era escapar
continuar tejiendo
sentir con los pies destilando
que este era el verdadero vuelo
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