15 de mayo de 2010

En la pieza

La habilidad para comunicar, para expresar emociones, significaban para ella lo mismo que la habilidad de volar. Experiencia nula, casi una utopía o sueño mascado por años cual tabaco viejo, en su mente mil veces analizado, cada paso y palabra, cada movimiento, cada respuesta. Por último nunca puesto en práctica.
El closet, zapatos y muchas cajas y un agujero escondido tras ellas, perfectamente amoldable a su cuerpo, el silencio que dan las puertas correderas, la oscuridad, el olor del tiempo detenido.
Las pequeñas flores pintadas con tempera en los momentos más inusuales que llevaron a abarcar toda la orilla del librero, el stress, los gritos, se pintaban en verde, luego el rojo cuando la violencia alcanzaba su punto más álgido, pintaba los pequeños pétalos, cinco de ellos por flor, ni más ni menos y alguno que caía para desestabilizar, para doler en la garganta, para perturbar la decisión inconciente del silencio, y convertirla en movimiento que entrega muerte.
El mejor amigo, el pestillo, la puerta, la música en idiomas desconocidos que no entrega significancia, dale forma, con música a tus pensamientos que devienen y van y no salen nunca fuera de tus dominios.
Agrado, dormir al lado de la ventana bajo el sol sentir el ardor en la piel mientras una leve brisa te salva, el visillo que se mueve en soledad, el olor de la nada, el sonido de las campanitas que se mueven a veces sin que las roces.
La gata que camina, gris de pelo largo, se duerme sobre tu libro, por los lados las letras saltan para formar nuevos lugares, escaleras circulares hasta la mente, se deshacen cuando se siente toc toc en la puerta.
Y aparece la madre, habla, peina, sonríe tristemente, se va. Ella sigue imaginando. Se sube a un banco, mira la parte de arriba del closet, miles de cajas escondidas, de papas fritas, 1, 2, 10.000, alineadas sonríe. Encuentra fotografías, gente que habla, siguen hablando en su mente. En una esquina el tacto de la alfombra, de noche, hace diferencia, se notan más las manchas que han dejado los golpes. El cuerpo en la alfombra, el cuerpo dormido en la alfombra, no interesa, no hay elección más que seguir ahí adentro, no hay salida, no hay cables conectores.
El mundo tiene los cms. que conoces, la expansión del mundo es un concepto desconocido para ella, sus centímetros estaban creciendo por dentro, en un lugar que aunque no tiene posibilidades de conquista, pero si las tiene de reinado, de universo propio, de verdad.
Si su mente cerrada permite que entren imágenes debe haber alguna salida, más ella atrapada, pájaro intenso, se termina quemando cual fénix que no revive.
No revive en memorias, no revive en canciones, no es más que ausencia, incluso en los lugares de aquellos que intentaron amarla.

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